Un coach aparte de vender un producto, se está vendiendo a sí mismo, tiene que transmitir una imagen transparente. Desde ese punto de vista, es importante que el coach crea en sí mismo y en su servicio, fijando metas claras y ambiciosas. Todo esto, para que los objetivos estipulados se cumplan. Esto lo determina la capacidad empresarial que el coach tenga para poder posicionarse ante cualquier circunstancia.
Capacidad empresarial
El coach atiende a distintas personas dentro de la empresa y tiene que nivelar los objetivos de crecimiento del cliente con los objetivos de la empresa. Además, requiere de habilidades administrativas, organizacionales, directivas. También, debe tener la capacidad para diseñar planes estratégicos e implementarlos en la organización.
“El líder no sólo vende un producto intangible, sino que también se vende a sí mismo”. En un mercado cada vez más competitivo, el coach normalmente se selecciona por la calidad de sus servicios y por su capacidad de gestionar las necesidades y beneficios específicos.
El coach debe tener una visión sistemática para evaluar los riesgos y soluciones en contextos más amplios. Con esto, detectando posibles dificultades. Se debe saber identificar oportunidades para establecer relaciones interpersonales, generando motivación, desarrollo profesional, compromiso del empleado, aprendizaje continuo, participación, creatividad. También, un coach efectivo debe tener la capacidad para desarrollar programas que impliquen la competitividad, calidad y servicio al cliente.
La capacidad empresarial es saber vender los servicios y productos. Además, de saber llegar al cliente por medio de la ambición y el impulso de triunfar. Esto permitirá conseguir los objetivos propuestos. Se debe gestionar y desarrollar el deseo de cambio tomando en cuenta las tendencias actuales.
El coach establece todos los parámetros para llegar a una meta, pero tiene que tomar en cuenta las opiniones del coachee para generar una relación positiva y generar beneficios en un tiempo mínimo.