Una curiosidad que nos trae el mundo de la prehistoria y los fósiles ahora se centra en el conocido ostrácodo Colymbosathon ecplecticos. Un diminuto crustáceo que apenas vivió sobre la faz de la tierra por 1,6 millones de años, antes de su extinción. Y es que, hace poco, unos paleontólogos descubrieron que esta especie pudiera ser la primera de todas en haber tenido pene.
Un genital que no sólo llama la atención por ser el primero, sino además por sus características. Específicamente cuando hablamos de sus dimensiones y número. Tal parece que dichos falos (si, porque eran dos) en este tipo de crustáceo superaban por seis veces el tamaño real de la sola criatura. Cuando esta apenas medía 5mm, su órgano reproductivo alcanzaba los 30mm de forma individual, y junta los ¡60mm! Sin duda una exageración, que sin embargo, fue comprobada por sus fósiles.
Algo que además justifica el hecho de que los machos, a diferencia de las hembras, poseían caparazones mucho más grandes. Puesto que claro, ante un pene excesivamente largo, necesitaban suficiente espacio para poder enrollarlo cuando no era necesario.
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Su desmesurada sexualidad marcó la extinción del Colymbosathon ecplecticos
Las investigaciones avanzaron aún más, en vez de quedarse con el conocimiento de las características físicas. Los miembros de un grupo del Instituto Smithsoniano se dedicaron, con esta información, a deducir la razón de la extinción de esta especie.
Los análisis comparativos que hicieron con diversos fósiles de esta clase lograron hallar una explicación. Y esta era que el tamaño de los machos influyó para que su extinción fuese más acelerada que el resto. Una parte era el solo hecho de tener un gran tamaño. La otra, la dedicación excesiva invertida en el acto de la reproducción.
Pues sí, ponerle demasiada atención al hecho de mantener la especie, paradójicamente, provocó que el Colymbosathon ecplecticos se extinguiera. Esto debido a que por la concentración invertida en ello, descuidaba la parte de adaptarse a los cambios del ambiente para sobrevivir. ¿La lección que nos deja esto? Al parecer, ni siquiera en el reino animal, el género masculino tiene ventaja a la hora de ser multitasking.
Fuente: Mel Magazine
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