Para finales de los ochenta, muchos temieron que la destrucción de la capa de ozono fuera total y nuestro planeta dejara de ser habitable. Por eso los países se unieron en una sola voz y decidieron frenar las actividades que debilitaban el ozono en la atmósfera. De allí nació el Protocolo de Montreal que hasta ahora, ha surtido efecto para disminuir el agujero en la capa de ozono que antes causamos.
Sin embargo, aunque la destrucción de la capa de ozono está en stand by, y parece ir en retroceso (para nuestra fortuna), algo es cierto; este factor, unido al cambio climático, nos están alterando el medio ambiente. Lo que quiere decir que a pesar de todo, el planeta se resiente por la contaminación y la emisión de gases de efecto invernadero.
Así lo está señalando un estudio en la revista Nature. El mismo, correlaciona de manera directa la suma de dos factores ambientales que son nuestro estigma como raza contaminante. Una de ellas es la radiación UV potente que se cuela a través del agujero de la capa de ozono; y la otra, la contaminación de gases responsables del cambio climático.
Resulta que ambos en sintonía están causando alteraciones en nuestra naturaleza. El clima y el ecosistema son las principales víctimas. ¿Pero de qué manera lo logran? Los expertos lo han explicado.
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La destrucción de la capa de ozono + cambio climático = menor ecosistema marítimo
La cadena alimenticia de los animales marinos está dando un vuelco de 180 grados. Todo a causa de la unión del cambio climático con la destrucción de la capa de ozono. El comienzo de todo tiene su origen en la radiación UV que pasa a través del agujero en la atmósfera e interactúa con las altas temperaturas que se han ocasionado por culpa de los gases de efecto invernadero.
Esto hace que el clima en los mares del sur empiece a modificarse: son más calientes, y el ritmo de precipitaciones, diferente. Un cambio de este tipo está logrando que el crecimiento de las algas marinas empiece a variar de zona. Hay una redistribución del alimento primordial de los peces.
Entonces ellos, de la misma forma, ruedan su ubicación y también alteran la localización y el hábitat natural de otros depredadores más grandes, como las focas. El resultado final es un cambio significativo en toda la vida animal de esos mares, lo cual podría traer consecuencias negativas para el resto de especies en el mundo. Y cómo no, a nosotros.
Un trabajo en equipo aterrador
Otro efecto directo y destructivo de ambas fuerzas juntas, es el deterioro de algunas especies marinas en concreto. Las conchas de mar están sufriendo, pues sus caparazones se adelgazan, gracias a la acidificación de los mares por las concentraciones de dióxido de carbono, más elevadas que antes.
Tener un caparazón más delgado los pone en riesgo de recibir con mayor potencia la radiación UV proveniente del sol. Un golpe que derivaría, invariablemente y con el tiempo, en la extinción de algunas especies por simplemente no soportar las condiciones de su ecosistema, modificados por el clima.
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El cambio climático tampoco ayuda a frenar la destrucción de la capa de ozono
Pero si creías que estos dos elementos destructivos podían convivir sin afectarse mutuamente, los científicos y sus hallazgos te harán cambiar de opinión. En realidad, tan malos como son los dos juntos, también lo pueden ser entre ellos. El cambio climático, por ejemplo, nos está saboteando los logros de disminuir el agujero en la capa de ozono.
No es una exageración, ni una presunción, pues tiene una explicación científica. Los gases de efecto invernadero que se acumulan en demasía en nuestra atmósfera, concentran mayor calor del normal. La distribución de la temperatura cambia en este nivel del planeta, y hacia las zonas más altas, el frío aumenta.
Resulta que el ozono es muy malo relacionándose con temperaturas bajas… entonces allá arriba, se niega a crecer y reparar ese agujero que dejamos en el cielo. ¿El resultado? Pues que el cambio climático nos está enlenteciendo de forma marcada la restauración de la capa de ozono allí donde hace falta.
¿Y el agujero en la capa de ozono qué? ¿Es inocente por sí solo?
Por si no era suficiente mal, esto no termina aquí. Como si deseara buscar venganza, la destrucción de la capa de ozono también tiene un papel importante en los efectos del cambio climático.
La Antártida tiene un conglomerado de vientos de baja presión denominado oscilación antártica; ésta suele moverse en sentido de norte a sur, y es miembro importante en el equilibrio del clima y las temperaturas que posee el hemisferio sur del planeta.
Éste elemento en particular está siendo afectado por el agujero en la capa de ozono, contribuyendo a la agudización del cambio climático. Debido a este factor, dicha oscilación antártica se ha desplazado a límites nunca antes vistos.
Cada vez toma más hacia el sur, rodando, como efecto dominó, las temperaturas, precipitaciones y el clima en general en torno a los mares de esta zona del mundo.
Como habrás pensado, los principales afectados vuelven a ser los animales marinos.
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