Hace poco se ha desarrollado una interfaz cerebro-computador, creada para el manejo en pacientes el cual padecen de una parálisis completa, logrando ser incapaz de poder hablar e inclusive de mover los ojos, pudiese revolucionar la vida de cada individuo con el padecimiento. La interfaz logra descifrar los pensamientos de ciertas clases de mentes de las personas.
Sin lograr conversar ni tampoco hacer algún tipo de movimiento que funcione como remplazo del lenguaje, la interfaz logra ser el único medio de expresión que exista fuera del cuerpo.
Y en contra del miedo que existía, los participantes en la investigación han dicho varias veces el estar “contentos”, pese de tener la parálisis extrema.
El estudio fue realizado a manos de un grupo internacional, liderado por el profesor Niels Birbaumer, perteneciente al Centro Wyss de Bio y Neuroingeniería, ubicado en Ginebra, Suiza.
Cada paciente que padece de la parálisis total, pero que todavía tienen la conciencia, la cognición y el movimiento ocular, añadiendo también el parpadeo que poseen últimos movimientos para poder comunicarse con el resto. Asimismo, los movimientos oculares se llegan a perder, no existe algún modo natural de comunicación que exista entre esa persona y el resto.
Es por ello que se ha hecho una nueva prueba con la interfaz, donde varias personas con parálisis total, imposibilitados de poder conversar e inclusive, de mover los ojos, consiguieron responder con un “sí” o “no” cada pregunta hecha en voz alta, por medio del sencillo método de pensar la respuesta. Se trata de una interfaz cerebro-computador no invasiva el cual expuso las respuestas gracias a la capacidad de medir los ajustes hechos en los niveles de oxígeno en la sangre de distintas zonas en el cerebro.
El resultado conseguido ha exterminado todas las teorías previas en donde se afirmaba que las personas con ese tipo de mal carecían del pensamiento dirigido a los objetos requeridos para manejar una interfaz cerebro-computador, y que por ende, eran incapaz de poder comunicarse con otros.
