Hace apenas unas décadas, hacer una paseo en partes desconocidas de la ciudad era toda una incursión, más aún, aventurarse a explorar una nueva región o país, requería indispensablemente del respaldo de un mapa físico. Los viajeros frecuentemente revisaban meticulosamente estas hojas impresas, buscando el mejor camino a su destino. Si bien podía parecer un método rudimentario para algunos, para la mayoría era una herramienta fundamental en el coche, garantizando cierto nivel de seguridad y orientación.
Afortunadamente para nosotros el avance tecnológico llegó, y se produjo una revolución sin precedentes en la manera de percibir y moverse por el mundo. La irrupción de aplicaciones como Google Maps o Apple Maps no solo facilitó la ubicación y el posicionamiento preciso de las personas, sino que también aportó detalles como el tiempo estimado de llegada, información exhaustiva de la zona actual e incluso la localización de puntos de interés, como comercios, restaurantes o centros de salud.
Por otro lado, estas herramientas también desencadenaron una ola de nuevas oportunidades comerciales y laborales. Es gracias a ellas que surgieron aplicaciones de transporte como la popularmente conocida Uber o servicios de entrega a domicilio como Glovo, revolucionando por completo sectores enteros de la economía. Asimismo, en ciertas regiones del planeta, estas apps han sido implementadas por sistemas de seguridad para monitorear y controlar situaciones de inseguridad, ofreciendo un plus en la protección ciudadana.
Pero como no todo es perfecto, existen ciertas sombras que pudieran opacar parte de la brillantez de tamaña invención. Si bien las aplicaciones de mapeo ofrecen comodidades sin igual, también abren puertas a preocupaciones legítimas relacionadas con la privacidad. La recopilación de datos personales se ha convertido en un tema muy sonado en los últimos, y muchos usuarios se cuestionan si plataformas como Google Maps podrían ser cómplices en el robo de datos. Ante esa situación, quisimos desarrollar este artículo, para analizar más profundamente esta problemática y ofreceremos perspectivas sobre cómo proteger la información en este entorno digital.
¿Cómo Google funciona, recopila y los usa datos?
Indiscutiblemente Google Maps, es una de las aplicaciones de mapeo más populares del mundo, opera mediante una combinación de datos recopilados de múltiples fuentes. Estos incluyen satélites, aviones, coches de Street View (aunque esta última, la app oficial dejó de estar disponible tanto para Android como para iOS) y datos de colaboradores. Al combinar toda esta información, este sistema puede proporcionar imágenes detalladas del terreno, calcular rutas e incluso ofrecer vistas panorámicas de calles de todo el mundo.
La recopilación de datos por parte de este servicio, es un proceso continuo y multifacético. Por ejemplo, los coches de Street View, fácilmente reconocibles, recorren constantemente las carreteras equipados con cámaras de alta definición que capturan imágenes de 360 grados. Asimismo, cuando un usuario utiliza la aplicación en su dispositivo móvil con el GPS activado, permitirá recoger datos sobre su ubicación y velocidad en tiempo real. Según una investigación de The Guardian en 2017, Maps puede incluso determinar si te encuentras en un vehículo en movimiento o si has realizado una parada en un establecimiento específico.
Cómo Google Maps utiliza los datos recopilados:
- Optimización de rutas: usando datos de tráfico en tiempo real para ofrecer la ruta más rápida.
- Recomendaciones personalizadas: sugerencias de lugares cercanos, basadas en ubicaciones visitadas anteriormente.
- Análisis de tendencias: identificar horas punta en lugares concretos o determinar la popularidad de un establecimiento.
- Mejora del algoritmo: a través del feedback y datos proporcionados por los usuarios, Google Maps perfecciona sus sugerencias y predicciones.
- Publicidad dirigida: mostrar anuncios de negocios cercanos o relacionados con búsquedas anteriores.
Sin embargo, ante todo ello surge lo que muchos llaman como Mapas ‘con truco’, una frase que podría resumir la dualidad de este servicio: por un lado, su indiscutible utilidad y, por otro, las cuestiones éticas que suscitan sus prácticas de recopilación y uso de datos. Es crucial que los usuarios sean conscientes de cómo y por qué se utilizan los datos recopilados.
¿Hay realmente robo de datos en Google Maps?
A menudo se escucha hablar sobre las preocupaciones relacionadas con la privacidad y la seguridad de los datos en el vasto mundo digital en el que nos encontramos. Y posiblemente una de las más cuestionadas por los «acérrimos defensores de la privacidad» es Google Maps, con más de mil millones de usuarios activos al mes según datos de Statista. Y es que, como ya explicamos funciona gracias a la recopilación y el análisis masivo de datos de ubicación y comportamiento, pero realmente podemos decir que ¿Realmente Google Maps hace robo de datos?
Por lo general, término «robo de datos» evoca escenarios de hackers y ciberdelincuentes accediendo ilegalmente a la información. Sin embargo, en el contexto de aplicaciones como de mapeo, la situación es más matizada. La preocupación no se centra tanto en un acceso externo ilegítimo, sino en cómo se recopilan, almacenan y utilizan nuestros datos, y si los usuarios están plenamente conscientes y de acuerdo con estas prácticas. La línea entre el uso legítimo y el uso excesivo de datos es realmente delgada y, en ocasiones, borrosa. Es este delicado equilibrio lo que merece una exploración profunda.
A continuación, se veamos cinco posibles amenazas y peligros relacionados con Google Maps y el robo de datos, junto con recomendaciones para proteger la información y garantizar nuestra privacidad.
1. Historial de ubicación
Ya explicamos que, Google Maps tiene la capacidad de registrar y almacenar cada movimiento que hacemos mientras la aplicación está activa, o incluso cuando está en segundo plano. Este historial detallado puede revelar detalles íntimos de nuestra vida, como rutinas diarias o lugares frecuentados.
Una manera inteligente de frenar todo ello, es fácil, simplemente debemos usar la función de «pausar el historial de ubicación» y limita el acceso de la aplicación a nuestra ubicación solo cuando se esté utilizando.
2. Datos a aunciantes
Otra cosa muy discutida en los últimos años, es que básicamente nuestros móviles nos espían y escuchan lo que hablamos. En ese sentido, Google Maps puede utilizar parte de esa información recopilada para personalizar anuncios. Este nivel de marketing indica que los datos de ubicación y búsquedas se analizan y categorizan detalladamente.
Si queremos básicamente evitar todo ello, podemos fácilmente desactivarlo. En los ajustes de la cuenta de Google, limitemos la personalización de anuncios y desactivemos la opción de compartir el historial de ubicación con Google.
3. Acceso de terceros
Esto es posiblemente lo más peligroso. Claro que Google Maps asegura que nuestros datos están completamente protegidos, desafortunadamente, existen instancias, documentadas por The New York Times, en las que empresas terceras tienen acceso a información detallada de ubicación de usuarios.
Para evitar esto, es recomendable dedicar un poco de tiempo para leer y comprender las políticas de privacidad y optar por no compartir información con terceros en las configuraciones. También, podemos valernos de un software de seguridad adicional como Panda Security, para incrementar aún más la protección ante robo de datos personales en nuestros equipos informáticos.
4. Almacenamiento de datos indefinido
Aunque elimines tu historial de ubicación, Associated Press ha destacado que Google sigue almacenando ciertos datos de ubicación. Si queremos evitar esto, podemos llevar a cabo revisiones periódicas de la configuración de la cuenta y eliminar manualmente cualquier dato de ubicación que no queremos almacenar.
5. Información sensible en lugares públicos
Es posible etiquetar y compartir lugares en Google Maps. A veces, estos lugares pueden ser sensibles o privados, exponiéndolos a una audiencia global. Lo mejor es no hacerlo, y mucho menos si se trata de lugares privados. Así que, si por alguna razón encontramos que una zona sensible se encuentra etiquetada inapropiadamente, debemos reportarlo para su revisión.
En la era digital actual, nuestra privacidad y datos se han convertido en una moneda de cambio. Según el Foro Económico Mundial, el volumen de datos creados en 2020 superó los 40 zettabytes, lo que evidencia la magnitud de la información que circula por la web. Ante cifras tan abrumadoras, es crucial estar bien informado, especialmente en asuntos relacionados con aplicaciones tan omnipresentes como las aplicaciones de geolocalización. La posibilidad de un robo de datos en Google Maps, nos recuerda que la precaución es nuestra primera línea de defensa. Estar al tanto de cómo funcionan las plataformas, qué datos solicitan y cómo se utilizan, nos permite tomar decisiones más acertadas, protegiendo no solo nuestra privacidad sino también nuestra identidad digital. No subestimemos la importancia de educarnos y actuar con precaución en el vasto universo online.