Las auroras. Son conocidas por auroras boreales o auroras polares. Representan un espectáculo de la naturaleza. Estas básicamente se producen cuando una eyección de masa solar choca con el campo magnético de la tierra.
Al llegar las partículas cargadas de protones y electrones, procedentes del viento solar son guiadas por el campo magnético de la tierra e inciden en la atmosfera cerca de los polos.
En el momento en que esas partículas chocan con los átomos y moléculas de oxigeno y nitrógeno, los componentes mas abundantes del aire, la energía de esa colisión sobresalta a esos átomos. De manera que se aumenta la energía devolviendo esa energía en forma de luz visible de varios colores.
Las auroras desde el espacio.
El sol se situa a 150 millones de kilómetros de la tierra, emitiendo constantemente partículas. Estas partículas viajan por el viento solar a velocidades de 300 y 1000 kilometros por segundo, recorriendo la distancia entre sol y la tierra en dos a tres días.
Estas auroras presentan fromas, estructuras y colores muy diversos que además cambian rápidamente. La actividad puede durar desde unos pocos minutos hasta horas. Cuando se aproxima el alba todo el proceso parece calmarse y tan sólo algunas pequeñas zonas del cielo aparecen brillantes hasta que llega la mañana.
En el Polo Sur también se producen auroras, con la misma frecuencia y misma intensidad que en el hemisferio Norte. Estas auroras se denominan auroras australes, al encontrarse en el hemisferio austral (hemisferio Sur). Sin embargo, no son tan conocidas como las auroras boreales porque en el hemisferio Sur hay poca cantidad de tierra habitable y menos población. Esto hace que sean más difíciles de observar y que sean menos conocidas.
Este fenómeno no se limita a presentarse solo en la tierra, también en otros planetas del sistema solar aparecen. El telescopio espacial Hubble ha fotografiado auroras en Saturno y Júpiter, por poseer intensos campos magnéticos.