El reloj ha sido el mejor invento de la historia. Es que calcular el tiempo ha sido siempre algo imprescindible para las personas. De esta manera se logran organizar las diferentes tareas, y acciones humanas.

Los egipcios fueron los que inventaron el primero, hace más de cuatro mil años. Esa civilización usaba el reloj de sol. El único inconveniente es que solo lograban calcular el tiempo durante el día, ya que en la noche no hay luz solar.

Por esta razón crearon también el reloj de agua para poder calcular el tiempo en las noches. Este estaba desarrollado en un recipiente donde el agua brotaba a una velocidad invariable y de este modo se conseguía calcular cada hora que pasaba.

Este no era muy exacto, sin embargo, se empleaba mucho en la antigüedad.

Transcurrieron los años y los chinos consiguieron diseñar los relojes de agua más exactos durante el siglo XI. Sin embargo, las personas requerían un método o aparato con mejor precisión. Por ello se siguió indagando maneras de mejorar el cálculo del tiempo.

Así llegamos al reloj de arena

Se idean en Europa en el siglo XVI los iniciales relojes de arena. Siendo los griegos y romanos quienes más los utilizaron. Se empleaban para calcular el tiempo que duraba la misa en los santuarios católicos.

Los relojes de arena funcionaban de manera muy simple. Estaba combinado por dos recipientes de vidrio que se acoplaban entre sí. Por la parte más fina caía la arena. El tiempo duraba el recipiente para vaciarse completamente se creía era una hora que transcurría.

Esta herramienta no era demasiado exacta. Así que siguió buscando aparatos para calcular el tiempo con exactitud y es cuando aparece el primer reloj mecánico.

Christian Huygens diseñó el primer reloj mecánico que cuantificaba con un péndulo con peso. Permitiendo tener una mejor precisión que los relojes anteriores. Este reloj asumió un traspié de alrededor cinco minutos al día, que la época era muy poco.

Huygens ideo este reloj en función a ilustraciones e información de Galileo Galilei.

Este proyectista fue quien fragmentó el tiempo en una hora que equivale a sesenta minutos. Los relojes mecánicos igualmente fueron usados en iglesias católicas. Para saber cuándo tocar las campanas para convocar a oración a sus parroquianos.

Continua…