Se había visto que en la Revista DYNA (Año 2015 – nº 2/marzo-abril – página 123). Se había hecho referencia a la problemática suscitada cercanías del proyecto KEYSTONE XL. Para un oleoducto el cual incrementaría de forma considerable la llegada al centro de distribución de Steele City y de ahí llegar a Texas. Por el crudo que procede de los grandes yacimientos de arena bituminosa canadiense de Alberta.
El proyecto sobre la energía renovable
De esta forma, fue la Administración de Obama que dio preferencia a la orientación llevada a las energías renovable. Una una buena parte, comprendiendo y atendiendo todas las protestas de residentes en los terrenos que estaba atravesando. Se estaba empleando todos los argumentos viables para prevenir la ejecución de ese proyecto y pedía asimismo las máximas garantías medioambientales. Esencialmente en el cuidado de acuíferos del trazado.
El Gobierno canadiense, por otro lado, ya estaba en la búsqueda de alguna salida opcional con el oleoducto desde Edmonton. Alcanzando el puerto de Kitimat, con la misión de poder ir comercializando ese crudo a todos países asiáticos. El proyecto asimismo fue bastante debatido, inclusive por tribus aborígenes. En especial por la viable obtención de los productos finales de ese crudo sin tener suficiente garantía de calidad.
Luego de una orden ejecutiva el pasado martes, el Gobierno Trump había afirmado que el oleoducto estaría hecho por americanos con distintos materiales, que, durante la elaboración se estaban construyendo más de 40.000 trabajos temporales y que el mismo producto canadiense minimizaría de forma considerable la importación del crudo que viene desde Venezuela y otros países inestables.
Ese oleoducto lograría de la misma forma poder activar la extracción de gas y crudo de exquisitez Dakota, que hasta los momentos no tenían a disposición un medio de transporte el cual pudiese justificar la explotación.