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Las personas nos exponemos diariamente a las sustancias químicas

Las personas nos exponemos diariamente a las sustancias químicas
Las personas nos exponemos diariamente a las sustancias químicas


Todo está hecho de sustancias químicas, desde los alimentos que ingerimos y el agua que bebemos; hasta la ropa que vestimos y todos los productos que usamos cada día. Así, las exposiciones a todo tipo de sustancias químicas son sucesos normales y frecuentes.

Una exposición química puede definirse como la medida tanto de la cantidad de sustancia como de la frecuencia con la cual esta sustancia química entra en contacto con una persona o con el entorno.

Por lo tanto, las frases que afirman que un producto o sustancia está libre de sustancias químicas; o, de modo alternativo, que está repleto de sustancias químicas, pueden ser engañosas o podrían no indicar información precisa acerca de los efectos potenciales que esas sustancias químicas pueden provocar en el cuerpo de una persona o en un entorno.

Las siguientes afirmaciones científicas pueden ayudar a poner en perspectiva ciertas preguntas frecuentes sobre las sustancias químicas:

Todo es química: El aire que respiramos está compuesto de sustancias químicas, entre ellas nitrógeno, oxígeno y pequeñas cantidades de argón y dióxido de carbono. Por la mañana, nos cepillamos los dientes con dentífrico que contiene fluoruro, para ayudarnos a fortalecer y proteger los dientes; y bicarbonato de sodio, para ayudarnos a eliminar la placa de los dientes.

En el desayuno, quizá bebamos jugo de naranja o café, que contienen ingredientes químicos que se producen de forma natural, como la acrilamida, la fructosa y aldehídos. Inclusive el agua, el recurso natural más abundante en la Tierra, está compuesta de dos elementos de la tabla periódica: hidrógeno y oxígeno.

Las “naturales” u “orgánicas” no son precisamente más saludables que las sintéticas o hechas por el hombre: Estudios demuestran que los alimentos naturales como los plátanos pueden contener sustancias químicas más difíciles de pronunciar que algunos dulces. De hecho, algunas de las sustancias químicas más tóxicas se producen en la naturaleza.

Por ejemplo, la toxina botulínica es una proteína neurotóxica que se produce de forma natural cuando ciertas esporas de bacterias se exponen a condiciones con un nivel bajo de oxígeno. Esta toxina puede proliferar en recipientes de alimentos que hayan sido procesados, almacenados o conservados de forma indebida.

La exposición inclusive a una cantidad pequeña de toxina botulínica en comida contaminada puede provocar botulismo, una enfermedad potencialmente mortal; pero la química cumple un papel en la prevención de la proliferación de esta toxina. El conservante de nitrato de sodio se añade a carnes curadas como fiambres, jamón, salchichas, perros calientes y tocino para ayudar a prevenir el botulismo.

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