Unos engranajes magnéticos que logran «levitar»

Ingenieros procedentes de la Universidad Carlos III en Madrid (UC3M) han logrado crear un mecanismo para la transmisión entre piezas sin tener contacto alguno, asentado en el poder magnético, el cual impide que esa fricción y ese desgaste como también el evitar tener que lubricar cada tubo. Logra emplearse dentro del mundo de la navegación espacial, pero conjuntamente se ha podido adaptar para utilizarse en otros campos, como los ferrocarriles o aviones.

El trabajo que se enmarca este desarrollo es Magdrive (Magnetic-Superconductor Cryogenic non-contact Hamonic Drive), se trata de un trabajo en donde el grupo de investigación europeo comandado por el profesor José Luis Pérez Días, perteneciente al Instituto Pedro San Juan de Lastanosa de la UC3M, en el cual están anexados unas siete entidades europeas.

Radica en el progreso de una caja reductora, o sea, un proceso en donde se logra transformar la velocidad del eje de entrada a otra en el eje de salida (como si de una bicicleta se tratase o la caja de ajustes de un automóvil), de un tipo magnético. En ese sentido, a discrepancia de la reductora habitual, el cual utiliza el contacto entre cada diente de los engranajes, esa transmisión se crea sin un contacto entre las piezas debido al magnetismo.

Entre los primordiales beneficios destaca el nulo desgaste entre las piezas, lo que hace innecesaria toda lubricación. Por ello, “su vida operativa lograría ser más extensa de la de una reductora tradicional de dientes logrando trabajar inclusive en temperaturas criogénicas”, señala en la nota uno de los investigadores, Efrén Díez Jiménez, que del mismo modo que Pérez, está dentro del departamento de Ingeniería Mecánica de la UC3M.

Una caja de cambios que levita

Conjuntamente, el poder realizar la transmisión sin contacto, cada eje se ve sujeto de igual forma sin un contacto. “Es la primera vez en la historia que tanto el eje de entrada como también el de salida de una reductora logran flotar sin ningún tipo de contacto, señalando que también logran girar a 3.000 revoluciones por minuto, un mecanismo en donde no hay nada más”, señala el investigador principal del trabajo, José Luis Pérez.

Si bien la misión principal de este proyecto era elaborar un prototipo que se lograse emplear en cada condición extrema en el espacio, conjuntamente se ha desarrollado otro que se pudiese utilizar a una temperatura ambiente.